Un día lleno de momentos inolvidables. Desde primera hora de la mañana disfrutando de la visita y de la conversación con mi buena amiga Mónica Olalla, gran hebraísta y mujer de mente inquieta. Compartir proyectos, ilusiones, experiencias e ideas con una persona de tan amplio conocimiento es muy enriquecedor. Estas conversaciones siempre son un aliciente, no solo porque me hacen recuperar ideas que ni siquiera recordaba que las sabía, sino también porque motivan que se despierte en mí el interés por muchísimas cosas sobre las que me encantaría saber más. Y ahí se abre, con una mera conversación, un mundo infinito por explorar… hay miles de caminos por iluminar. Creo que, después de tantos años investigando, esa inquietud constante por plantearme preguntas para buscar explicaciones y ese repensar las ideas preconcebidas a la luz de los hechos conocidos en cada momento, ya se ha convertido en mi forma de vida.

Acompañamos aquellas palabras con un buen desayuno y continuamos con una inexcusable visita al Museo Numantino. Hacía tiempo que quería enseñarle a Mónica las piezas judías que se incluyeron hace unos meses en la sección medieval. También buscamos un hueco para ver, en San Juan de Duero, la lápida de uno de aquellos sabios judíos que, a finales de la Edad Media, fue enterrado en Soria. Un paseo por las calles de la ciudad con tiempo soleado, una exquisita comida en el Parador Antonio Machado y más charlas con café hicieron que no nos diéramos cuenta de lo rápido que avanza el reloj. Para rematar la jornada, he tenido el honor de conversar sobre el proyecto Aljamas hebreas sorianas con Raquel Cornago en Radio Sefarad. Gracias, Mónica y Raquel, por regalarme tan bello día.